“Te quiero” susurraste al oído después del último grito de
placer.
A continuación te dormiste en mi pecho.
Arropada en mis brazos.
Yo no podía dormir.
Solo podía mirarte.
Imagina tus sueños
deseando verme en ellos.
Observaba tu respiración.
Me intentaba alinear contigo.
Hacer de nuestra respiración un único suspiro.
Juro que mi corazón podría haber corrido una maratón en tiempo
record.
Yo,
por el contrario,
hubiese tardado una eternidad en recorrer tu cuerpo.
Me pararía en cada centímetro de piel.
Cada lunar.
Para morderte
y recordarte
las ganas que te tengo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario